Examen de conciencia... sobre twitter, los blogs y otras tonteras...

Sabe estimado lector, estimada lectora, tengo un problema para iniciar o reiniciar a escribir en éste espacio. Así que hago un pequeño examen de conciencia blogger en público, como para q sepa como anda este personaje.

Si, twitter si quita material posteable en el blog. Principalmente por la inmediatez y sobre todo por la interacción casi instantánea. Si ando algo melancólico lo digo y el impulso ese que bien daría para otras líneas más en este espacio se quita. Si sucede algo en el ámbito político se dice en dos patadas, queda poco para reaccionar cuando se recibe tanto de tantas fuentes. Se pierde cantidad, pero creo que gano al menos en seguridad de que lo que quiero decir no lo he visto antes en otra parte. Pero si, la saturación en el campo de noticias lleva a sentirme nauseabundo y a no postear seguido.

En Psicoloquio posteo aún menos, curiosamente la falta de trabajo lejos de dar tiempo para meterme en cosas de la carrera, me aleja de ella. Creo que es algo común a quien tiene un buen tiempo desempleado o trabajando fuera de su charco, al menos entre las personas que conozco. Eso es malo, probablemente si. A veces, cuando leo a algunas colegas o futuras colegas hablando sobre cosas que vi en algún momento de la carrera siento tan distante eso. Igual cuando leo algunas publicaciones científicas que trato de visitar con frecuencia. Desactualizado no estoy, pero la sensación de estar fuera es un tanto fuerte a ratos.

Del desempleo habrá que decir que trato de tomarlo como lo que es, una situación temporal. Si, ya son varios meses y no dejo de darme palmaditas en el lomo para no desanimarme, normalmente cuesta y mucho. Hay quien me sugiere, o a veces quisiera imponerme la idea de agarrar lo que sea, con tal de tener pisto. Pero algo en mi se resiste: la parte que me llevó a cambiarme de una carrera seguramente más lucrativa, y la que me hizo tener afinidad por cierta área dentro de la profesión que elegí. Cuando lo hice asumí que pasaría por estos ratos; claro, no es lo mismo llamarla que bailar con ella. Gracias a Dios cuento con el apoyo de mi familia y al menos las tortillas no me faltan. No pierdo las esperanzas de que mis sueños profesionales van a realizarse, yo trato de hacer mi parte para ello, falta que el resto de piezas coincidan en eso y confío en que será pronto.

Se que en un futuro voy a valorar muchísimo noches como estas, en que le hago piojitos en el pelo a mi mamá para que le de sueño, en que interrumpo mis escritos para ir a traer a mi papá al hospital, y venir platicando con él de cómo le fué en el día, de las noticias que ha aparecido, de lo que he encontrado. Poco a poco voy viendo como ellos ya son cada vez mayores y que la posibilidad de que ya no estén conmigo es más alta. Por eso atesoro todo, abrazo nuestros pequeños conflictos que en el ahora suelen parecer más grandes de lo que son, aprovecho cada que puedo para hacerles sentir mi cariño y para sentir el de ellos. No digo que sea fácil, pero vivo con intensidad nuestra vida familiar, antes que las circunstancias y el tiempo la alteren.

Y bueno, de lo demás habrá que hablar otro día, que ya me dio sueño.
Pasen buena semana...

Victor