Rutina mata poesía






¿Alguien sabe adonde se le van a uno los deseos de escribir un poema?

Cómo es que un día es uno una tormenta por estallar y tiene la urgencia galopante de tener papel y lápiz a la mano para escribir cosas inconfesables, y como es que de repente lo único que tiene uno es la nostalgia de la tormenta, la gana de sentirse joven otra vez y tener aquella ansiedad por decir cuatro o cinco frases que dieran sentido a una noche en que le pica a uno la espalda y la nostalgia.

Últimamente estoy trunco. Obtuso de palabras. Cayendo en el lugar común de los dedos como penínsulas del continente de tus manos y etcéteras.

Bueno, honestamente habrá que decir que no se me ocurren cosas mejores porque no ocurren cosas mejores que la tormenta del día a día en la oficina, el dolor de espalda por la silla torcida y unas cuantas cosas más. Rutina. La adultez no es sino -hasta hoy - la ausencia de inspiración. Nada hay que desespere tanto como la falta de palabras a las que se les puede retorcer la suciedad de lo cotidiano o lo extraordinario de un dolor extendido.

Hoy me dijo alguien que debía ser más libre.

Y hoy que soy más libre de lo que nunca fuí, no sé cómo es que puedo serlo más.  Supongo que habrá que salir y preguntar por ahí.

Talvéz con ello vengan las palabras correctas.

Víctor



P.D.: Valga decirlo, el trabajo me ha sacado el jugo últimamente. Gracias a Dios.

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