Volver al polvo

Anoche volví al cuaderno. A ese viejo cuaderno que parece siempre nuevo porque tiene más hojas en blanco de lo que solían tener mis viejos cuadernos. Esos que guardan la historia de mis desvelos, de los nudos en la garganta y de las horas enteras de ver al techo o a cualquier otro lugar mientras sonaba cualquier canción de esas con las que me solía espulgar el alma.

Fue bueno volver. Fue necesario.

El blog se agota. El cuaderno se acaba y se guarda. Se llena de polvo. Y uno en polvo se convertirá.


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