Navidad

Esta fue segunda navidad intentando llenar el traje que mi abuelo solía usar para juntarnos a todos a compartir, a ser niños nuevamente. Mientras me lo ponía, sentí esa presión de que no se me cortara la voz (ando algo jodido de la garganta), que la barba, el pelo y el gorro no se cayeran. Al final cayeron.

No soy mi viejo. No puedo ser él. Pero soy yo haciendo de mi parte para conservar una tradición familiar que entiendo en su sentido más profundo ahora que reviso las fotos que debo subir al facebook para que las vean mis familiares fuera. Una de ellas me dijo "subilas pronto, para sentir que estuve allí". Alguien más me ayudó a tener una mejor cámara para guardar estos recuerdos. Viendo esas fotos me doy cuenta de las caras de todos al entregarles el regalito que cada quien buscó cómo hacer.

En alguna clase decían que llega un momento en que incorporamos toda esa carga de nuestra familia, tradiciones, ritos, etc. Hay quien lo vive como una imposición por un buen tiempo, hay quien lo ve como lo más normal, hay quien lo cuestiona. Y estoy yo que lo he vivido desde tantos modos y ahora puedo vivirlo desde el lado de quien prepara, de quien da, de quien se gusta en elegir con cuidado lo que habrá de dar, porque en ese gesto va un recordar gustos y necesidades, en ajustar la posibilidad al deseo de dar lo más significativo que se pueda.

Estoy del lado de quien sabe que preservar una tradición de familia es preservar una parte de sí mismo y preservar a los que están, a los que están lejos, a los que se han ido y a los que vienen.

Eso, saberse parte de una historia que sigue.

Eso, estoy creciendo.

Víctor

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