La no muerte en San Andrés.

Yo debí morir en San Andrés esta tarde. Se suponía que cuando fuese en un invierno post milenio, un rayo debía caer sobre la plaza de la acrópolis mientras yo veía hacia la estructura 5, con mi cara de circunstancia imaginatoria. El rayo debái ser suficiente para iluminarme iluminarme un poco, tener algo de ruido, y hacer que la gente exclamase algo entre el ooooh y aaaaah. Yo debía caer hacia al centro de esa explanada, viendo al cielo y las gotas de agua debían comenzar a caer en ese momento, como en una imagen blanco y negro. Alguien debía llegar y verme a la cara de muerto, cara de muerto iluminado, de muerto con sonrisa tonta, con sonrisa húmeda, con sonrisa eléctrica. Pero he regresado a casa , siempre dudosamente sano y dudosamente salvo (es que no no levanté mi mano cuando en la tele un sujeto dijo que lo hiciera), he regresado a casa y el mismo vacío, el mismo espacio en blanco me ha llamado una vez más. Supongo que acá es donde debo poner mi sonrisa húmeda, tonta y eléctrica, mientras mueren poco a poco estas líneas.

 

* Entre otras cosas anoche he vuelto a ese cuaderno destartalado del que les he hablado antes. He hecho una larga carta, un cuento y un barco del papel al que he enviado por la alcantarilla, rumbo al mar.

Comentarios

Jerry H. ha dicho que…
Señal divina más clara nuay...
Verónica ha dicho que…
Tu no-muerte me recordó a alguna de las muertes de Highlander, en serio.

Fuera de broma, quisera confirmar: escribiste una carta y un cuento, y luego, con ese papel, hiciste el barco que pusiste en la alcantarilla...?

Doy gracias a Dios por tu no-muerte. Te quiero un montón.

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