La paternidad es un issue recio
Y, yo sé que hay que vivir el presente y tal. Pero aquí y ahora se me presentan cosas que me llevan a pensar en el futuro. La paternidad entre ellos.
Por una foto en facebook, en que aparezco jugando con una de mis sobrinas, me dijeron q me estaban apareciendo instintos paternales. ¿Los tengo? Cuando ella, María José o Marijó, como le decimos en la familia, era una cosita pequeña que tenia unos meses de haber nacido su mama vivió con nosotros en casa. Cuando lloraba -cosa que hacía con frecuencia- mi perra, la Maya, lloraba y se acercaba donde estuviera la niña. Eventualmente con los días comenzó a segregar leche, por el llanto de mi sobrina. Yo pues, resulta que cuando yo cargaba a la niña ella se calmaba.
Hoy le decía a @ateneasv73 en el twitter que si llegaba tener un hijo o hija le contaría si disfruto de su dulce dictadura. Si llego, le decía. Para mi siempre ha sido una suerte de posibilidad remota, por circunstancias muy concretas y otras mas abstractas. Pero volvamos a los recuerdos.
Estando en una celebración de la palabra en un cantón refundido a la orilla del Sumpul, había un niño -en el campo, siempre hay niños y niñas adonde anden sus adultas madres- de unos dos años que no dejaba de llorar. Lloraba tan fuerte que no dejaba oir las lecturas en la pequeña ermita en que nos reuníamos. Hubo un momento en que me desesperó, tenía que comenzar a comentar las lecturas y el niño seguía llorando. Mientras Curbelo -mi compañero de dicha aventura laica- leía no recuerdo qué, me acerqué a la señora, puse mi mano en la cabeza del niño llorón y se la acaricié un poco y súbitamente dejó de llorar. Todo el mundo volteó a verme, y fue bien raro.
No fue única vez, cuando vinieron por primera vez mis dos sobrinos que viven en Canadá, pocos podían con la energía de ambos y con su inquietud, principalmente. Correteaban de allá para acá, sin hacer mucho caso a los adultos que les rodeaban. En algun momento decidí ponerme a jugar con ellos, y llegó el asombro. No gritos de adulto, no correteos de niños. Resulta que solo conmigo se calmaron esa vez.
Recordando esto, pienso... ¿Tengo talento para los infantes? Nunca lo he creído, siempre he tenido más ángel para llevarme con gente de la tercera edad, quizás por mi mezcla de comportamiento medio chapado a la antigua y mi capacidad para hacerme el payaso -no, no siempre soy tan serio-. Me gusta oir historias, acercarme al pasado, y con lo poco que sé me conecto con los ancianos.
Ay, pero llega un día en que uno se cuestiona ideas que siempre ha tenido de sí mismo. Yo no me veo como papá, le decía al amigo Soy Salvadoreño en una ocasión que tuve el honor de compartir un café con él, igual le decía a Priscila en otra foto con la Marijó en el facebook. Pero será que tengo algún talento oculto para calmar infantes? ¿o será pura intimidación por mi tamaño y mi cara de bravo, quizá?
Y, no sé, a veces me encuentro imaginando como le explicaría tal o cual cosa a un ¿niño?¿hijo? curioso y no lo hago por mi suerte de técnica de aprendizaje de explicar cosas complejas en la forma más sencilla posible. Lo hago imaginándome la pregunta, el tono y como lo explicaría. Me pregunto a veces como inculcaría valores en los que creo hoy y que no asimilé en mi infancia, o como arreglaría mi jornada para dedicar una hora diaria para mi hijo.
A alguien le he dicho en alguna ocasión que he llegado a pensar que si no encuentro a mi compañera de viaje (la vida es un viaje, you know) y llegado a cierta edad, consideraría adoptar un niño. Pero igual que eso he llegado a pensar iniciar un proceso vocacional con los jesuitas para ver adonde me lleva la voluntad del Colochón, así que bueno... El punto es que para mí, la paternidad es un issue recio. bien recio.
Yo sería un buen padre, me decía un par de gentes en el pasado. El MBTI decía que yo sería un buen padre, aunque algo exigente. Yo sería padre si quisiera serlo, o si tuviera con quien quisiera serlo. O no sé, hoy mientras veía a mi mamá llorar me imaginaba siendo padre, haciendo llorar a mi compañera, a la madre de mis hijos y pensaba con algo de dolor que en todo caso si ella lloraba sería porque compartíamos las lágrimas -crecer, aún como pareja, duele- y no porque yo provocase dolor, frustración, o ganas de salir huyendo.
Como dije, eso de la paternidad es un issue recio.
Victor
Por una foto en facebook, en que aparezco jugando con una de mis sobrinas, me dijeron q me estaban apareciendo instintos paternales. ¿Los tengo? Cuando ella, María José o Marijó, como le decimos en la familia, era una cosita pequeña que tenia unos meses de haber nacido su mama vivió con nosotros en casa. Cuando lloraba -cosa que hacía con frecuencia- mi perra, la Maya, lloraba y se acercaba donde estuviera la niña. Eventualmente con los días comenzó a segregar leche, por el llanto de mi sobrina. Yo pues, resulta que cuando yo cargaba a la niña ella se calmaba.
Hoy le decía a @ateneasv73 en el twitter que si llegaba tener un hijo o hija le contaría si disfruto de su dulce dictadura. Si llego, le decía. Para mi siempre ha sido una suerte de posibilidad remota, por circunstancias muy concretas y otras mas abstractas. Pero volvamos a los recuerdos.
Estando en una celebración de la palabra en un cantón refundido a la orilla del Sumpul, había un niño -en el campo, siempre hay niños y niñas adonde anden sus adultas madres- de unos dos años que no dejaba de llorar. Lloraba tan fuerte que no dejaba oir las lecturas en la pequeña ermita en que nos reuníamos. Hubo un momento en que me desesperó, tenía que comenzar a comentar las lecturas y el niño seguía llorando. Mientras Curbelo -mi compañero de dicha aventura laica- leía no recuerdo qué, me acerqué a la señora, puse mi mano en la cabeza del niño llorón y se la acaricié un poco y súbitamente dejó de llorar. Todo el mundo volteó a verme, y fue bien raro.
No fue única vez, cuando vinieron por primera vez mis dos sobrinos que viven en Canadá, pocos podían con la energía de ambos y con su inquietud, principalmente. Correteaban de allá para acá, sin hacer mucho caso a los adultos que les rodeaban. En algun momento decidí ponerme a jugar con ellos, y llegó el asombro. No gritos de adulto, no correteos de niños. Resulta que solo conmigo se calmaron esa vez.
Recordando esto, pienso... ¿Tengo talento para los infantes? Nunca lo he creído, siempre he tenido más ángel para llevarme con gente de la tercera edad, quizás por mi mezcla de comportamiento medio chapado a la antigua y mi capacidad para hacerme el payaso -no, no siempre soy tan serio-. Me gusta oir historias, acercarme al pasado, y con lo poco que sé me conecto con los ancianos.
Ay, pero llega un día en que uno se cuestiona ideas que siempre ha tenido de sí mismo. Yo no me veo como papá, le decía al amigo Soy Salvadoreño en una ocasión que tuve el honor de compartir un café con él, igual le decía a Priscila en otra foto con la Marijó en el facebook. Pero será que tengo algún talento oculto para calmar infantes? ¿o será pura intimidación por mi tamaño y mi cara de bravo, quizá?
Y, no sé, a veces me encuentro imaginando como le explicaría tal o cual cosa a un ¿niño?¿hijo? curioso y no lo hago por mi suerte de técnica de aprendizaje de explicar cosas complejas en la forma más sencilla posible. Lo hago imaginándome la pregunta, el tono y como lo explicaría. Me pregunto a veces como inculcaría valores en los que creo hoy y que no asimilé en mi infancia, o como arreglaría mi jornada para dedicar una hora diaria para mi hijo.
A alguien le he dicho en alguna ocasión que he llegado a pensar que si no encuentro a mi compañera de viaje (la vida es un viaje, you know) y llegado a cierta edad, consideraría adoptar un niño. Pero igual que eso he llegado a pensar iniciar un proceso vocacional con los jesuitas para ver adonde me lleva la voluntad del Colochón, así que bueno... El punto es que para mí, la paternidad es un issue recio. bien recio.
Yo sería un buen padre, me decía un par de gentes en el pasado. El MBTI decía que yo sería un buen padre, aunque algo exigente. Yo sería padre si quisiera serlo, o si tuviera con quien quisiera serlo. O no sé, hoy mientras veía a mi mamá llorar me imaginaba siendo padre, haciendo llorar a mi compañera, a la madre de mis hijos y pensaba con algo de dolor que en todo caso si ella lloraba sería porque compartíamos las lágrimas -crecer, aún como pareja, duele- y no porque yo provocase dolor, frustración, o ganas de salir huyendo.
Como dije, eso de la paternidad es un issue recio.
Victor
Comentarios
En más de algún momento me he puesto a pensar -como vos-, si llegaré a convertirme en mamá y si sería buena siéndolo. ¿Me querrán mis hijos? ¿Pensarán que soy mandona? ¿tirana? ¿anticuada? ¿regañona? ¿sobreprotectora?
No sé. Así como vos no sabés si algún día esos instintos paternales terminarán por revelarse. El punto es que hay cosas en la vida que no es lo mismo verlas venir, que tenerlas enfrente.
Ya nos contarás si la paternidad es un issue tan recio cuando estés chineando al cipote.
Si algun dia me convierto en papá, te cuento mis impresiones :-)
Saludos.
Victor: te conozco, y sé que vas a ser un excelente papá. Como dice Jerry, la percepción que tenés de tu relación con los niños es sólo prejuicio tuyo. Tenés el "don".