Compás

Viéndome a los ojos que yo escondía.
Desamarrándome letras de las manos.
Rompió el silencio. Su risa.

Fue su risa
la manera de buscarme los ojos
y sus manos.

Vuelto a la vida.
Creí.
Cesé la huida.
Callé.
Me abrí en canal.
No había más que hacer
por su mirada.
Vuelta navaja fue mi voz:
diseccionado,
descubierto.
Entonces bailó conmigo,
cadáver tieso.

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