Apuntes de viaje

Unos días atrás fui a por un libro que habría de regalar a mi ahora ahijado (un adolescente al que le gusta la literatura clásica, no cualquiera) y salí con su libro y otros tres para mi y el deseo de volver a por otros tantos. Hoy pensé en acomodarlos en mi librera, a la que ya casi no le cabe nada, pero desistí del intento. Sin embargo, me encontré con algunos cuadernos de cuando estaba en la universidad, y fue bonito volver a ver mis apuntes de entonces, e incluso, encontrar algunos papelitos que nos enviábamos entonces (en aquellos días en que no existía whatsapp)

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Al tiempo que vi mis viejos cuadernos, releía textos que pasaron a ser post acá y en Alta Hora. Fue lindo releer lo escrito y notar que ahora hay cosas que me gustan más que cuando las escribí, cuando eran más un desahogo, un intento de poner ese infierno de ideas a unos centímetros de mi cabeza. Alguna vez pensé que muchas de esas entradas serían una suerte de mapa, un know how para quien habría de llegar a mi vida. No sé qué tanto lo ha sido, aunque tengo la certeza que ella ha leído muchas entradas.

Unos días atrás un amigo me dió a leer algo que está escribiendo (honor enorme para mi) y, entre la admiración por el ejercicio hecho y la identificación con algunos de sus motivos, le comentaba que al final es cierto que uno escribe, de cualquier modo, para sí mismo. Es así, al menos cuando uno se intenta acercar a las formas literarias. Releo mis blogs, mis cuadernos y veo ahí los apuntes de este viaje tremendo que es la vida.

Cierto, en cada entrada, en cada post hay jirones de piel, de corazón y entrañas. Hay un mapa de mí mismo, de mis dolores, dudas y alegrías, de mis historias y, más que nada: personas. En muchas entradas hay personas, gentes cuyo paso por mi vida me ha marcado, a veces quedó escrito de forma explícita y otras encubiertas en mi habitual verborrea.

Es hermoso poder volver a esto, y creer que puede ser que un día, más allá de mi recuerdo, alguien puede volver a escucharme hablar demasiado en estos apuntes del viaje.

Con todo y eso, sé que esto suele ser un enlace más en los muros y timelines. Y es poca la gente que va guardando en alguna manera lo que le va gustando, lo que ha sido importante. Los mismos servicios que usamos para agregar contenido nos van imponiendo la ley de lo más nuevo y escasamente da chance a volver a lo viejo (relativamente, porque esos servicios abarcarán a lo mucho la última década de nuestras historias)

Con esto digo que pese a haber crecido desde mi adolescencia cerca de internet, no termino de acostumbrarme al cómo nos va construyendo como seres de instante, incapaces de atesorar más allá de unos días los gestos del día a día. Pese a que tenemos los medios para almacenar más recuerdos o constancias de cosas que recordar, parece que hemos perdido la capacidad de volver sobre nuestros pasos. Todo es presente.

Es curiosa esa relación porque yo mismo creo en el estar aquí y ahora, pero no en la manera muchas veces inconsciente en que estamos "presentes" en el hoy. Yo mismo me atrapo en ese modo y me asusto cuando veo la facilidad con que puedo caer en ser una máquinita de aquellas que existían hace tiempo: los télex, que existían para transmitir la noticia del momento, la de última hora y en escasísimas palabras, al estilo del telégrafo.

Siendo quien soy, me niego y me rebelo contra la corriente que a veces me arrastra. En un mundo donde todo se vive para mañana, insisto en volver a donde he estado, donde he crecido, donde me he nutrido. Quizá no podría asimilar y valorar todo mi hoy sin ver esos apuntes del viaje, ver mis dudas y dolores de entonces y ver mi hermoso presente.

Hoy, que veía mis (relativamente) viejas fotos en el facebook, encontraba este texto, que puse como pie de foto en una de ellas:
No olvidemos el Goofus Bird, pájaro que construye el nido al revés y vuela para atrás, porque no le importa adónde va, sino dónde estuvo. 
(El Libro de los Seres Imaginarios - Fauna de los Estados Unidos - Jorge Luis Borges)

Dejo esto como constancia de este momento. Escribir acá es una de mis maneras de seguir ese otro consejo de Kerouac, que algunos traducen como que debemos ser poseídos por una ingenua santidad del espíritu. Aunque él escribió: "Be crazy dumbsaint of the mind".

Hacer apuntes de viaje es cosa de locos. Es grandioso estar loco.

Víctor


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