Vaticinio de la risa.

Y anochece. El camino se cierra al paso de las luces que van en sentido contrario. Unos niños atraviesan la calle, pequeña bandada de cuervos huyendo con el botín reluciente de la risa. Suena un blues que despedaza otra coraza en mi corazón. Tiemblo. En algún lado hemos encontrado un espacio, un aliento para no perder la esperanza de saber que tambien nosotros tendremos la victoria, el botín de la risa.

Grazno mientras me aviento de frente a cada autobus que pasa, con la esperanza de encontrarte en mis plumas estalladas. Voy de paso por esta ruta que conozco demasiado bien: siempre tropiezo en las piedras para sentirme algo vivo. Desnuda, recogés la noche y el calor y el frío de este Febrero con un día menos y extendés tus manos en un sueño del que soy eternamente ajeno. Somos niños cruzando la calle sin tomarnos de la mano. Pero reiremos, amor, reiremos.

Victor

[En noches como esta oía también a Massive Attack, leía a Baró y garabateaba malas letras en la parte de atrás de los cuadernos. Esto es así como un recuerdo recurrente, pero con soundtrack renovado]

Comentarios

Jerry H. ha dicho que…
Vaya recorrido Jefe... y veo que el consuelo de Massive Attack es universal.
Verónica ha dicho que…
Hola Vic. Tenía un tiempo de no saludarte. Siempre me llena de vida leerte... Abrazos ;)

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