Threads sin acabar
Recién acaba el debate (?) presidencial. En la cabeza traía escribir de una canción de don Mick Jagger, pero la dejaré para otra ocasión. Hoy, escribo sobre varias canciones, cada una vinculada a gente que conocí a través de un seudónimo, y que del anonimato pasaron a ser parte de los buenos recuerdos de la vida.
Alguna vez, buscando información sobre algo, entré en un foro. En muchas otras veces, leí y salí. Pero por algún motivo - y mi disponibilidad de tiempo -, seguí leyendo. Página tras página encontré cosas en las que podía y me habría gustado comentar. Y me inscribí. No recuerdo el primer post al que contesté, pero entré con la seriedad con que afrontaba otras cosas. Y así comencé a participar de a poco, en uno de esos lugares al que muchos huían por su rudeza.
Es curioso como terminé encajando en ese lugar. Y cuánto aprendí ahí.
Yo ya tenía blog cuando llegué al foro. O fue algo casi simultáneo. Como fuera, me cambió la noción de la comunidad en línea, mucho más quizá que twitter o los blogs. La variedad de temas y de personas que era posible abarcar en ese lugar, la banalidad o la seriedad con que se llegaban a tomar y la variedad de elementos fuera de tópico que solían aparecer eran una prueba a la tolerancia y a la apertura mental.
Gente jugando a ser gente. Otra gente o la misma gente. Gente rota, exponiendo sus roturas. Gente descompuesta, sacando su suciedad a luz. El anonimato como gran terapeuta, como gran luz que permite ver el lado oscuro de cada quien.
La sensación de comunidad que existía - y que sigue existiendo entre algunos de nosotros - es algo inolvidable. Que gente tan distinta pueda encontrarse tras el anonimato de un seudónimo, escribir la cantidad de pendejadas que quiera y que supere la desconfianza y termine encontrándose es algo muy bonito.
Ahí conocí gente magnífica, con quien ha crecido una complicidad hermosa a pesar de las distancias y los tiempos. Ahí exorcicé muchas veces mi tristeza, saqué mi rabia y ejercité mi paciencia. Aprendí, sobre todo, a reconocer la facilidad que permite internet y su anonimato para que las gentes se transformen y saquen a luz aspectos de sí que de otra manera no pueden explorar.
La primera persona del foro a quien me atreví a hablar fuera del mismo solía usar como nick esa canción de Bjork, Venus As A Boy. Luego cambiaría de nick unas veces más. Pero ya nunca la llamaría Venus porque me pidió que le llamara por su verdadero nombre. A kilómetros de distancia, ha sido una de las personas que mejor me ha logrado entender muchas veces. Y aunque hable tan poco ahora con ella, sigo sintiendo ese aprecio especial, de hermana mayor. Por ella dejo dos canciones más, Rock the Casbah y True love waits, de las que hablaron mucho en un thread interminable con el siguiente nick,amarrado a un gran tipo.
Pocas personas marcaron mi porvenir musical. Deather, quizá el que más. En una época de transición y búsqueda, me llevó a querer ampliar mi conocimiento y mi gusto. Por él conocí el krautrock de Can, el drone/doom metal de Earth o el neo progresivo de Porcupine Tree o Riverside. Por él pude ver el documental de Scorsese sobre el blues. Un gran tipo. De esos que se extrañan.
La primera persona que habría de conocer a partir de un foro fue Back Door Man. En un bar llamado La cocina de María rompí con la idea de que no convenía conocer en persona a la gente de ese foro. No recuerdo exactamente quiénes más estuvieron esa ocasión. Luego vendrían otras más. Algunas, sumamente pintorescas, como cuando conocí a Porsi en un bar ahí por el Parque Infantil.
Algunos de los mejores contadores de historias no están publicados en los libros. Sus historias, mezcla de experiencia y exageración pueblan los foros y los blogs, exaltando rasgos y situaciones, escondiendo partes de la historia o mostrando aquello que solo desde el anonimato puede contarse. Partes de esas historias están amarradas a canciones, como el Jingo, de Santana, que siempre me recuerda ciertas historias que conocí en ese foro. Una, en particular, contaba con tanto nivel de detalle cómo bailaban esa canción, que cada vez que la escucho recuerdo las letras de esa historia, el JINGOOO en mayúsculas, con muchos signos de admiración.
En algún foro, un nick escribe un día un post. Lo denomina "Qué canción estás escuchando". Alguien contesta. Alguien más también. El thread alcanza muchas, muchas páginas. Algo tiene el compartir la música, el decir que escucho esto o lo otro. Quizá defina algo más que aquello que leemos. Porque leer suele ser un acto consciente y dirigido. Uno elige su lectura. Elige el lugar adonde habrá de sacar el libro. Lo marca o no según costumbres y gustos. Uno puede querer dar a entender algo llevando solo ciertos libros a descubierto.
La música suena. En estos tiempos de hiperconectividad, actualiza nuestros estatus, envía updates a nuestras redes sociales. La gente sabe qué escuchamos. Respondemos al thread de "Qué estás escuchando" a cada momento.
Muchas veces olvidamos que eso ocurre. A diferencia del foro, donde la respuesta es intencionada y el anonimato permite elegir lo que decimos, el aleatorio de nuestro reproductor digital nos delata. Y así, el gusto culpable por el pop más burbujeante aparece junto al gusto musical más selecto.
Pero un día, uno busca algo en internet y encuentra una conversación inacabada, y las cochinas ganas de meter la cuchara reaparecen y para participar uno solo tiene que seguir los pasos después de hacer click en "Registrar"
Víctor
Agregamos al playlist:
Björk – Venus As A Boy
The Clash – Rock the Casbah
Radiohead – True Love Waits - Live In Oslo
Can – Peking O
Earth – Rise To Glory
Porcupine Tree – Deadwing
Riverside – Conceiving You
The Doors – Back Door Man - New Stereo Mix Advanced Resolution
Santana – JINGO
*****
Alguna vez, buscando información sobre algo, entré en un foro. En muchas otras veces, leí y salí. Pero por algún motivo - y mi disponibilidad de tiempo -, seguí leyendo. Página tras página encontré cosas en las que podía y me habría gustado comentar. Y me inscribí. No recuerdo el primer post al que contesté, pero entré con la seriedad con que afrontaba otras cosas. Y así comencé a participar de a poco, en uno de esos lugares al que muchos huían por su rudeza.Es curioso como terminé encajando en ese lugar. Y cuánto aprendí ahí.
Yo ya tenía blog cuando llegué al foro. O fue algo casi simultáneo. Como fuera, me cambió la noción de la comunidad en línea, mucho más quizá que twitter o los blogs. La variedad de temas y de personas que era posible abarcar en ese lugar, la banalidad o la seriedad con que se llegaban a tomar y la variedad de elementos fuera de tópico que solían aparecer eran una prueba a la tolerancia y a la apertura mental.
Gente jugando a ser gente. Otra gente o la misma gente. Gente rota, exponiendo sus roturas. Gente descompuesta, sacando su suciedad a luz. El anonimato como gran terapeuta, como gran luz que permite ver el lado oscuro de cada quien.
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La sensación de comunidad que existía - y que sigue existiendo entre algunos de nosotros - es algo inolvidable. Que gente tan distinta pueda encontrarse tras el anonimato de un seudónimo, escribir la cantidad de pendejadas que quiera y que supere la desconfianza y termine encontrándose es algo muy bonito.
Ahí conocí gente magnífica, con quien ha crecido una complicidad hermosa a pesar de las distancias y los tiempos. Ahí exorcicé muchas veces mi tristeza, saqué mi rabia y ejercité mi paciencia. Aprendí, sobre todo, a reconocer la facilidad que permite internet y su anonimato para que las gentes se transformen y saquen a luz aspectos de sí que de otra manera no pueden explorar.
La primera persona del foro a quien me atreví a hablar fuera del mismo solía usar como nick esa canción de Bjork, Venus As A Boy. Luego cambiaría de nick unas veces más. Pero ya nunca la llamaría Venus porque me pidió que le llamara por su verdadero nombre. A kilómetros de distancia, ha sido una de las personas que mejor me ha logrado entender muchas veces. Y aunque hable tan poco ahora con ella, sigo sintiendo ese aprecio especial, de hermana mayor. Por ella dejo dos canciones más, Rock the Casbah y True love waits, de las que hablaron mucho en un thread interminable con el siguiente nick,amarrado a un gran tipo.
Pocas personas marcaron mi porvenir musical. Deather, quizá el que más. En una época de transición y búsqueda, me llevó a querer ampliar mi conocimiento y mi gusto. Por él conocí el krautrock de Can, el drone/doom metal de Earth o el neo progresivo de Porcupine Tree o Riverside. Por él pude ver el documental de Scorsese sobre el blues. Un gran tipo. De esos que se extrañan.
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La primera persona que habría de conocer a partir de un foro fue Back Door Man. En un bar llamado La cocina de María rompí con la idea de que no convenía conocer en persona a la gente de ese foro. No recuerdo exactamente quiénes más estuvieron esa ocasión. Luego vendrían otras más. Algunas, sumamente pintorescas, como cuando conocí a Porsi en un bar ahí por el Parque Infantil.
Algunos de los mejores contadores de historias no están publicados en los libros. Sus historias, mezcla de experiencia y exageración pueblan los foros y los blogs, exaltando rasgos y situaciones, escondiendo partes de la historia o mostrando aquello que solo desde el anonimato puede contarse. Partes de esas historias están amarradas a canciones, como el Jingo, de Santana, que siempre me recuerda ciertas historias que conocí en ese foro. Una, en particular, contaba con tanto nivel de detalle cómo bailaban esa canción, que cada vez que la escucho recuerdo las letras de esa historia, el JINGOOO en mayúsculas, con muchos signos de admiración.
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En algún foro, un nick escribe un día un post. Lo denomina "Qué canción estás escuchando". Alguien contesta. Alguien más también. El thread alcanza muchas, muchas páginas. Algo tiene el compartir la música, el decir que escucho esto o lo otro. Quizá defina algo más que aquello que leemos. Porque leer suele ser un acto consciente y dirigido. Uno elige su lectura. Elige el lugar adonde habrá de sacar el libro. Lo marca o no según costumbres y gustos. Uno puede querer dar a entender algo llevando solo ciertos libros a descubierto.
La música suena. En estos tiempos de hiperconectividad, actualiza nuestros estatus, envía updates a nuestras redes sociales. La gente sabe qué escuchamos. Respondemos al thread de "Qué estás escuchando" a cada momento.
Muchas veces olvidamos que eso ocurre. A diferencia del foro, donde la respuesta es intencionada y el anonimato permite elegir lo que decimos, el aleatorio de nuestro reproductor digital nos delata. Y así, el gusto culpable por el pop más burbujeante aparece junto al gusto musical más selecto.
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Un día, uno deja el foro. Se le acaba la gracia. Se pierde el interés. O se pierde una contraseña y ahora es demasiado difícil recuperar todo el tiempo invertido en un mismo nick. O simplemente la vida lo deja a uno sin tiempo, sin ganas. El foro o el twitter o el facebook se vuelve el off topic de la vida mientras el thread más leido está en el trabajo, o en los ojos de esa otra persona.Pero un día, uno busca algo en internet y encuentra una conversación inacabada, y las cochinas ganas de meter la cuchara reaparecen y para participar uno solo tiene que seguir los pasos después de hacer click en "Registrar"
Víctor
Agregamos al playlist:
Björk – Venus As A Boy
The Clash – Rock the Casbah
Radiohead – True Love Waits - Live In Oslo
Can – Peking O
Earth – Rise To Glory
Porcupine Tree – Deadwing
Riverside – Conceiving You
The Doors – Back Door Man - New Stereo Mix Advanced Resolution
Santana – JINGO
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