Las noches de jueves son buenas noches para la melancolía
No se a Ud.; a mi, que de bicho me agarró por dormir oyendo la hora pesada, me da por oír las mismas canciones que escuchaba cuando escondía suspiros tras líneas de despecho olorosas a Neruda. En aquellos años, el 94.9 del FM era, fuera de mis cassettes, mi soundtrack particular.
No han variado mucho mis gustos desde entonces hasta hoy, el 94.9 es la segunda estación en la memoria de la radio del carro (el 91.7 es la primera y el 104.9 la última) y muchos jueves por la noche me da por oir canciones que ora y entonces me saben un poquito a melancolía. No a esa melancolía aceitosa de las ausencias, no. La melancolía de los jueves por las noches sabe dulce y corre con cada nota, como si llevara prisa por pasar y traer recuerdos, por iluminar pasajes entonces oscuros y hoy llenos de sonrisas por lo vivido.
El jueves por la noche y su melancolía de baladas de rock sabe a la vida que ha corrido por las venas y que en noches de domingo o de lunes se tapona y urge de un blues como ataja infartos. Noches así merecen unas líneas en descargo.
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Bitácora: Estoy en una semana jodida gracias a una capacitación que me hizo exclamar anoche, invocando la formula cipitiyesca «Matatero tero tero matatero tero la... que se termine esta semana de capacitación... YA!». Sumado a eso, el sábado supe que no iba a poder estudiar la maestría que venía esperando que reabrieran desde hace ratos, todo porque no hubimos suficientes candidatos/as para armar un grupo. Para terminar de joder se me murió mi perico, que headbangeaba oyendo buen rock conmigo. Pura mierda a veces la vida, mapachada. Pero se vive.
Víctor
P.D.: Se vive más y mejor si uno escucha al salir del trabajo AC/DC o la Hora de la Cucharada. Fijo.
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