Ahi queda

Yo te tomaría de la mano como tomé el agua de ese nacimiento a la mitad de ese cerro seco en que dejé los pulmones una vez.
Te tomaría la sonrisa con esa devoción con que se destuza el primer elote que te dan en la casa de esa señora que es la perfecta definición del caos ordenado.
Te besaría.
Te comería con el cuidado de dejar una parte de dulzura para compartir con el mundo.
Eso.
Existí, mezclate con los recuerdos que me toman de la camisa cuando estoy bailando con mis dos pies izquierdos en la cornisa.

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Mis recuerdos de este día variaron entre vos que no tenés más nombre que el de esta ausencia extendida y esa caminata en Chalate. Y que no tengo un número al que querer marcar al final de mi jornada, un jueves por la tarde.