Divagando con dos puntos

Se amanece de espaldas a los hechos, exponiendo desnudo el pecho a las palabras y manos como garras a las ausencias, veintidos sueños prismáticos son aspirados con la boca abierta. Se pasea un loro por cada cuerda con que amarro este décimo universo y una nota de música gitana anuncia el mediodía. Estás dormida y un jaguar reposa en tus pechos: agazapado yo para emboscar tu primera mirada de la tarde, marea de vapor y sol cenital. Somos cabezas derrapando contra el pavimento, rehechos en los granos de este camino longo: venís como una noche apresurada al encuentro de un viento que sofoca todo el reposo. Saltamos, dos amantes del vino, de las medusas, de los novilunios, del estribor de una barca surcando la arena, vamos a posarnos en los dedos de un niño verde que colorea un avioncito de papel: somos copilotos de esta guerra declarada contra nuestra posición de encuentro.

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